最終更新日:2013年03月29日
La comida de la que la gente de Odawara se siente orgullosa se cocina deliciosamente y se ofrece como un agasajo, basándose en tres preceptos en los que no se hacen concesiones.
¡Estos estandartes constituyen la señal!
Primero, se debe usar más de un ingrediente que se haya nutrido del mar y de la tierra de Odawara.
Segundo, se debe servir en platos laqueados con la artesanía tradicional de Odawara.
Tercero, se debe satisfacer al cliente y agasajarlo para hacer que sienta una mayor atracción por Odawara.
El “oden de Odawara”, un tipo de cocido japonés, fue una de las nuevas ideas que surgieron tras el uso de productos de pasta que aprovechaban los abundantes recursos marinos capturados en la bahía de Sagami. La variedad de oden producido en Odawara se come agregándole pasta de miso con ciruelas recomendada por la Asociación de Oden de Odawara. En la “Cumbre del Oden”, que se celebra en primavera, también hay un certamen en el que se decide una nueva variedad de oden.
Hacia finales de la era Edo, la pesca prosperó en Odawara y las aguas subterráneas fueron una bendición para la región. Bajo esas condiciones se desarrolló la pasta de pescado kamaboko como un alimento en conserva, que se hizo famoso en todo el país gracias a la recomendación boca a boca de los viajeros que iban y venían por la ruta de Tokaido. Actualmente se prepara como una deliciosa pasta de buena apariencia y textura en la que se utilizan como materia prima pescados frescos.
Según se afirma, el origin se remonta a la era Edo, en la que los jureles y barracudas recién pescados, abiertos en canal y puestos a secar, se empezaron a vender como alimentos en conserva. El secreto del gusto exquisito que realza el sabor original del pescado es el “proceso de elaboración con adecuado control de sazonamiento”.
El umeboshi de Odawara lo produjo ni más ni menos que Hojo Soun. Lo que originalmente se utilizaba como alimento para la batalla, se convirtió en la era Edo en un producto típico de la posta de Odawara. Su sabor, lleno de historia, es incomparable.
En la era Edo, Odawara se caracterizó por las salinas que se extendían por la comarca, haciendo a esta región el sitio idóneo para la producción de conservas. Varios encurtidos usan verduras frescas y se han hecho famosos gracias a su auténtico sabor local.
El “Vino de Odawara” (de ciruela, limón, mandarina y un cítrico conocido como Shonan Gold) es uno de los productos que fomenta y despliega el Consejo de Promoción del Desarrollo de Productos Típicos de la Ciudad de Odawara. Se trata de un artículo típico y representativo de la ciudad de Odawara que aprovecha las variedades locales.
En las postrimerías del shogunato Tokugawa se concentraron en Odawara los grandes artesanos de la confitería debido a que la Familia Okubo, dueña del castillo, era amante de la ceremonia del té. La repostería japonesa, un arte en toda la extensión de la palabra, nació gracias a la celebración de ceremonias del té a lo largo de todo el año.
En la era de los Reinos Combatientes, las teteras de hierro fundido, conocidas como las “teteras de Odawara-Tenmyo”, gozaron de gran popularidad bajo la protección de la Familia Hojo. Más tarde, se produjeron y se exportaron campanas para barcos y templos budistas, así como cimbales.
La historia de la artesanía en madera en Odawara tiene su origen en la era Heian, cuando un grupo de maestros torneros decidió asentarse en la ciudad. Las técnicas tradicionales de los artesanos continúan vigentes en nuestros días en las incrustaciones en madera, que son una artesanía tradicional donde se aprovechan las vetas de la madera, los recipientes hechos de ciprés japonés y otra clase de madera natural y la encantadora marquetería “yosegi” de patrones geométricos.
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